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AMG. Marge del Llobregat, anys 30. Fons i autor: Martí Sabatés
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La
epidemia se extendió en 1918 y se dio como extinguida en 1926 como tal, las
administraciones tardaron más de dos años en reaccionar, prácticamente tres,
hasta que se decidieron a poner en marcha las acciones y protocolos necesarios
para erradicar la misma. Quedó evidenciado una vez más, que el cultivo del
arroz y los condicionantes para su cultivo favorecieron la expansión de la
enfermedad a medida que se extendía su cultivo y desapareció proporcionalmente
a la desaparición del cultivo arrocero. Un gran desconocimiento de la
enfermedad y la ausencia de intercambio de información entre los diferentes
municipios, más preocupados en negar la mayor, ayudaron en primer término a una
lucha ineficaz contra la enfermedad. De ahí la constante presión de organismos
superiores sobre los mismos para que aplicasen las medidas sanitarias adoptadas
y sobre todo mantuviesen a estas instancias informadas en tiempo real de la
evolución de la epidemia en sus respectivos municipios, tal y como atestigua la
correspondencia oficial consultada.
El
cultivo de arroz fue el comburente esencial para la propagación de la
enfermedad junto con el combustible que suponía las lamentables condiciones que
presentaban las tierras bajas de la comarca. Solo el temor de que la epidemia
alcanzase el núcleo capitalino aceleró las medidas contra la enfermedad, a
tenor de la preocupación reflejada documentalmente por el Ayuntamiento de
Barcelona. Sumemos además los intereses lúdico-privados que favorecieron la
intensificación de la enfermedad. Las tierras más altas del plano se estaban
reconvirtiendo en lugares de veraneo para las clases pudientes de la capital,
siendo un atractivo especial las inmensas playas de la fachada litoral, por
consecuente la enfermedad no ayudaría a intensificar esta actividad económica,
dando lugar al fantasma de la fuga de inversión en este sector urbanístico que
veía un nicho de oportunidad en la construcción de segundas residencias para el
verano.
Existieron
precedentes que nadie tuvo en cuenta, incluyendo la coincidencia de anteriores
brotes con el cultivo del arroz en la misma zona. La carrera por atraer
inversión a los diferentes municipios trajo consigo la ocultación de datos
esenciales para haber podido luchar más tempranamente contra la enfermedad. La
casi nula implicación de los municipios con núcleo urbano en tierras altas por
encima de la carretera nacional y que solo compartían termino municipal en las
tierras bajas, siendo los verdaderamente implicados, aquellos municipios donde
todo su término municipal incluido el núcleo estaba situado en las tierras
bajas del plano, como fueron El Prat de Llobregat y Castelldefels. El resto de
municipios llegaron incluso a negar públicamente lo sucedido valiéndose de medios
en prensa y personajes locales como demuestran los documentos consultados.
Mientras
la desidia se aposentaba en las administraciones, la enfermedad golpeó
duramente a los agricultores, carabineros y demás habitantes de las zonas
afectadas. Las tareas de cuantificación e impronta de la enfermedad fueron
inexactas al no contabilizar la población no laboral. Estoy convencido que la
enfermedad no hubiese desaparecido, pero si las terribles consecuencias
acaecidas a partir de 1918, de haber tenido en cuenta los antecedentes de la
zona y las lamentables condiciones de vida de los pobladores de la comarca,
casi todos agricultores. Así lo refleja el “Proyecto de Riegos del Llano de
Castelldefels” de 1912,3 consultado en el Archivo Municipal de
Castelldefels, en la memoria del mismo, apartado “Justificación”, hoja nº 3
dice:
El mencionado “Proyecto de
Riegos para el llano de Castelldefels”, de 1912, se encuentra en custodia en el
Archivo Municipal de la ciudad de Castelldefels, el mismo carecía de ficha en
el momento de su consulta por estar pendiente de catalogar, pero se encuentra
disponible para su consulta. Disponible ficha de factura propia.
En
el censo de 1900 último publicado figura Castelldefels con las siguientes
cifras:
Número de habitantes 289, de
ellos saben leer solo, cuatro, y escribir cien y no saben leer ni escribir 185,
es decir que aproximadamente los dos tercios de los habitantes de una población
que dista unos 15 kilómetros de Barcelona no saben leer ni escribir, esto
prueba la inferioridad total y relativa así en punto á riqueza como á
mentalidad del pobre y mísero poblado de Castelldefels
Denunciando
que el resto de ayuntamientos de la comarca focalizaron el brote sobre el
municipio del Prat del Llobregat, alejando la mala propaganda de los suyos,
como así demuestra la memoria popular que me trajo a este estudio “Aires del Prat”. Expresión para
referirse a las tierras de este municipio, pero lo cierto es que a tenor de las
evidencias desprendidas de las documentaciones consultadas, -que se encuentran
en los diferentes archivos municipales del resto de municipios a los que he
tenido acceso-, la mejor expresión para referirnos coloquialmente a lo sucedido
sería “Aires del Baix Llobregat”.
En
la actualidad, la ciudad del Prat de Llobregat está amenazada por la
posibilidad de sufrir graves inundaciones. Las lluvias torrenciales que
acompañan según que épocas esta parte del litoral, la baja cota de los terrenos
sobre los que se asienta un tercio de la Delta del Llobregat y las tenues,
aunque a veces fuertes pleamares dadas las características del Mediterráneo,
son sus principales enemigos.
El
nivel freático de la ciudad se encuentra escasamente a un metro por debajo de
la altura media de la misma. Gracias a fuertes inversiones en infraestructuras
la ciudad se encuentra protegida de las crecidas del río, que en tiempos
anegaban los campos del llano cuando este aún no estaba domado. La ciudad se
encuentra surcada por canalizaciones y conductos que intercomunican las vías de
drenaje de la forma más eficaz que permite su ortografía, pero el calentamiento
global puede acarrear que el aumento de temperatura sustituya como comburente
al cultivo del arroz ocasionando nuevos brotes de Paludismo, al mejorar las
condiciones de propagación del agente trasmisor, el mosquito “Anópheles”.
Francisco
Javier Rodríguez Maldonado
Para
saber más:
ANDREU DE
PALMA, Pare: Prat de Llobregat, Ensayo Histórico. El Prat de Llobregat,
Ayuntamiento del Prat de Llobregat. 2009.
PLANAS I
TORRES, Ramón: El paludisme al Prat de Llobregat, del 1918 a 1925. GAVA, Ed.
Museo Municipal de Gavà, 1983.