dimecres, 6 de maig del 2020

LA EPIDEMIA PALÚDICA DEL BAIX LLOBREGAT 1918-1926 (I)

 

Imatge aèria desembocadura del Llobregat, any 1929. Autor Josep Gaspar i  Serra ICC

Nos retraemos hasta el año de 1918, con la intención de ubicar los hechos sobre una franja geográfica acotada que va desde la población del Prat de Llobregat al Norte, Castelldefels al Sur, la antigua carretera nacional al oeste y lindando al este con la franja litoral. Una lengua de dunas y pinares que acota el territorio donde esta pandemia se implantó con más virulencia, concretamente en los arrozales y marismas que contenía esta franja de terreno hoy día tan atractiva. Una pandemia de terribles consecuencias para la población de la zona durante más de cinco años. Durante el siglo XIX y parte del XX, una frase acompañó a la ciudad del Prat de Llobregat “Aires del Prat”, célebre frase que todo viajero que divisaba el horizonte Pratense exclamaba mientras se tapaba la cara con cualquier trapo o pañuelo, tal y como afirmaba Pare Andreu de Mallorca en su ensayo1. Todavía hoy día se utiliza de forma coloquial para referirse a los malos olores que desprenden las aguas en descomposición que se estancan en los humedales de la comarca. 

 

Esta epidemia cobra importancia por lo exótico de su implantación geográfica, cierto es que la zona solapó epidemias de Cólera, Tifus o la mal llamada “Gripe Española", que no hicieron más que enmascarar una tragedia sanitaria de relevante importancia que obligó a modificar las medidas higiénico-sanitarias del territorio, así como todos los protocolos de actuación ante el avance de la misma. Esto obligó a cambiar los medios de sustento de una zona ganadera y agrícola, que ya por entonces albergaba el primigenio aeropuerto del Remolar, germen actual del moderno aeropuerto del Prat de Llobregat.

Para indagar en los antecedentes de la epidemia, se ha investigado la correspondencia hallada en los diferentes archivos municipales de la comarca, donde queda palpable el grado de implicación de las diferentes administraciones así como las actuaciones llevadas a cabo por las mismas.La mancomunidad de Cataluña publica en 1918 un volumen “Trabajos del Servicio de Paludismo, 1915-1916”, donde se habla de las pasadas epidemias de 1847 y 1848, también el Cuerpo de Sanidad Militar presente en la cercana Base aeronaval del “Remolar”, cataloga a la provincia de Barcelona, más concretamente a su litoral, como zona de incidencia Palúdica (Malaria). La implantación de nuevos cultivos basados en el arroz son el detonante de los brotes descritos en el volumen de la Mancomunidad, en la primera mitad del siglo XIX y tras intensos alborotos, este tipo de cultivo desaparece de la zona y con él los brotes palúdicos. A estas medidas le acompañan tareas de limpieza de canales y acequias, quedando claro que la inundación intensiva de los campos ayudó a la proliferación del mosquito transmisor en toda la zona.

Document de l'any 1921, propietat de l'Arxiu Municipal del Prat.
Desde 1903 al 1918, la incidencia del paludismo en la zona prácticamente es nula, surgiendo algún caso disperso entre las ciudades del Prat de Llobregat y Castelldefels. Durante el año 1918, atendiendo a las necesidades interiores de la nación, sumada a la creciente demanda de las potencias beligerantes en la “Gran Guerra” (1914-1918), se procede a la implantación de arrozales, siendo la zona implantada originariamente de 250 hectáreas, llegando estas a aumentar hasta las 500. La intensiva actividad arrocera y como consecuencia la gran cantidad de zonas inundadas, acarrea una epidemia de carácter virulento en toda la delta del Llobregat, siendo su impronta de baja intensidad en los núcleos urbanos y muy alta en las zonas agrícolas.

En el margen derecho del río Llobregat, durante la segunda mitad del siglo XIX, se lleva a cabo la construcción de un canal paralelo, esto supone un cambio radical en las condicionesmedioambientales de la zona. Se pasa de tierras pobres tan solo útiles para el cultivo de cereales y viñedos a terrenos de regadíos intensivos con resultado de inundación, concretamente arrozales. Toda la zona que va desde el núcleo urbano del Prat de Llobregat hasta el mar y desde el canal al aeródromo militar a las tierras de Castelldefels, hasta entonces de baja productividad, se cuadricula mediante acequias y canales que permitirán inundar y estancar el agua para facilitar el cultivo del arroz.

AMG.  La Murtra. Fons i autor Ramon Vinyes, anys 30.

Para drenar los terrenos de las aguas utilizadas más las acumuladas de origen pluvial se realizan canales auxiliares, pero la mala planificación de las obras civiles, el poco desnivel del Delta y la barrera de dunas de la fachada litoral, terminan estancando las aguas cargadas de detritus orgánicos -que a su vez sufren un proceso de descomposición-. Todo ello crea las condiciones óptimas para la aparición de brotes epidemiológicos de diversa naturaleza, entre ellos el Paludismo, además de facilitar el hábitat del organismo transmisor en este caso el mosquito “Anópheles”. Las nuevas condiciones ambientales creadas de forma artificial unidas a la falta de preparación de los encargados de llevar a cabo la planificación, desembocaron en 1918 en la epidemia de Paludismo que asoló esta comarca en el primer cuarto del siglo XX.

Como toda epidemia, esta seguirá un desarrollo en forma de campana con una amplitud superior a 5 años, en 1918 se determina que la epidemia no es consecuencia del cultivo, más bien de las condiciones necesarias para que se dé. La acumulación de agua insalubre es sinónimo de enfermedad. Las consecuencias sanitarias tuvieron una repercusión social muy importante. Un gran número de agricultores autóctonos se vieron obligados a abandonar sus hogares tras la inundación de los campos aledaños, el miedo a las “fiebres”, como así se las llamó ante el desconocimiento de lo que estaba pasando, hizo que familias con arraigo abandonasen sus tierras.

Las tierras que no se dedicaron al cultivo del arroz quedaron baldías y abandonadas, convirtiéndose en estanques de aguas insalubres. Una parte de las clases pudientes incentivaron la construcción de diques artificiales que impedían el drenaje de los terrenos, con el fin de atraer colonias de aves migratorias para llevar a cabo actividades cinegéticas, aunque tales prácticas solo ayudaron a la propagación de la misma. Desde 1903 a 1917, como apuntaba con anterioridad, fueron residuales, circunscritos a los alrededores de una pequeña guarnición de Carabineros con la que contaba la zona, encontrándose ésta rodeada de balsas insalubres. El inicio de la actividad arrocera coincide con la llegada de gentes de las tierras de la Delta del Ebro, muchísimas ya afectadas por la enfermedad. No era una enfermedad desconocida, pero sí lo era para la inmensa mayoría de la población de la comarca del Baix Llobregat, que no entendía que estaba pasando aunque lo asociaran con el cultivo del arroz. Víctimas de la falta de previsión, los regadíos, estanques, balsas y marismas se convirtieron en sus enemigos, y a su vez, en los principales aliados de la epidemia.

 

 Francisco Javier Rodríguez Maldonado

EL DESCOBRIMENT DE LA FARINA . REFLEXIONS SOBRE L'AUGMENT DEL CONSUM DE LA FARINA EN TEMPS DE CORONAVIRUS

 

Treballadors de la panificadora de Gavà, any 1962. AMG. Fons i Foto Jordi Vaghi.

Des que es va decretar l'estat d'alarma per la pandèmia mundial produïda per la COVID-19 la població ha demostrat tenir un grau de supervivència sorprenent. Ens hem passat els primers dies de confinament comprant productes d'alimentació per aprovisionar-nos i no haver de sortir de casa més vegades del necessari. Fins aquí tot seguiria la línia normal després de l'angoixa i el pànic per la incertesa de la situació en aquest primer moment. És un instint de control i protecció de l'ésser humà.

Però, per què diem això? Perquè de sobte tot canvia als mitjans de comunicació i a les xarxes socials. Comencen les invasions de fotografies de bunyols, pastissets de crema, magdalenes, rosquilles fetes en família. I quan arribes al supermercat animat per tota aquesta creativitat, t’adones que el llevat, la farina i el paper de forn han desaparegut. Però, com ha pogut ser? Després de visitar moltes botigues del barri, intentant evitar contacte, cues de persones esperant entrar, mantenint la distància social, guants, ... i veure com desapareixen de les prestatgeries el paper higiènic, el lleixiu, productes com els ous, fruites seques, plàtans... arriba el moment de la farina...

Sempre havia pensat que era l'arribada de la tardor que convidava a la confecció de tota mena de rebosteria, ja que és una manera de gaudir en família i sobretot amb la canalla. Doncs ara tot ha canviat. És molt agradable veure com participem a casa i com el confinament creatiu pot ser una bona idea per relaxar-nos. Segur que més d’un/a de nosaltres ja ha tret de la seva llibreria aquell receptari clàssic i a la vegada revolucionari que va escriure Eladia Martorell a la seva filla, anomenat “Carmencita o la bona cuinera” i que tant va ajudar els amants de la cuina. Així, a partir d'ara, molts de nosaltres podrem dir que sabem fer pa artesanal, coques de tota mena, brioixeria, llacets de sucre o rosquilles amb canyella, com si tornessin als anys en què l’àvia ens feia gaudir de la dolçor. El millor de tot és que, paradoxalment, podrem interactuar amb programes i concursos de xefs pastissers de la televisió i serà interessant veure-ho amb una mirada més professional...

Nosaltres hem volgut aportar també la nostra "goteta pastissera" i us deixem una recepta molt bona de Rosa Miquel Campmany —pastís de crema amb coco— publicada l’any 2008 al llibre “Cuina Tradicional de Gavà”, editat per l'Ajuntament de Gavà... Això sí, esperem que hi hagi coco per a tothom...

M. Carmen Carbonero
Arxiu Municipal de Gavà

Ingredients:

Pa de pessic: 4 ous, 125 g. de sucre, 125 g. de farina, 1 sobre de llevat Royal, ratlladures de llimona, 100 g de coco ratllat i sal.

 

Crema pastissera:

1/2 l. de llet, 4 rovells d’ou, 125 g. de sucre, 50 g. de fècula de blat de moro Maizena, canyella, vainilla i sal.

 

 Preparació:

·      Per fer el pa de pessic bateu els ous sencers amb sucre fins que tripliquin el volum i facin molt relleu. Afegiu-hi la farina passada pels sedàs i el llevat, les ratlladures de llimona i una espurna de sal. Barregeu-ho de dalt a baix amb molta cura de no remenar-ho en excés. Aboqueu la past en un motlle prèviament untat amb mantega. Poseu-ho al forn prèviament calent a 180ºC durant 25 minuts aproximadament.

·      Per fer la crema pastissera, separeu un tassa de llet i poseu-hi a desfer la fècula. Poseu al foc la llet amb canyella o vainilla, segons el gust. Quan comenci a bullir, retireu-la i deixeu-la infusionar. Bateu els rovells amb el sucre en un recipient fins que es blanquegen. Tireu-hi la llet i poseu-ho a coure a foc lent sense deixar de remenar-ho. Al cap d’uns moments, afegiu-hi la llet mb la fècula i un pessic de sal. Continueu-ho remenant fins que la crema espesseixi i, quan veieu que vol arrencar el bull, traieu-la del foc. Continueu remenant-ho uns moments i deixeu-ho refredar.

·      Talleu el pa de pessic per la meitat i unteu-lo amb crema, tapeu-lo i cobriu-lo amb l resta de la crema. Tapeu-ho tot amb el coco ratllat

 Recepta de Rosa Miquel Campamany
"Cuina Tradicional de Gavà", 2008


 

 

 

dilluns, 4 de maig del 2020

EN TEMPS DE CORONAVIRUS (2). EL PASSEIG MARAGALL

 

El 1953 es va aprovar per decret llei el Plan General de Barcelona y su Comarca, que recull els diferents plans parcials que fins al 1973 pretenen planejar, ordenar i racionalitzar l’ús del sòl. Les característiques geogràfiques de Gavà van obligar a planificar l’expansió urbana cap a l’oest amb la conformació de tres grans eixos: el passeig de Joan Maragall, l’avinguda Diagonal i l’avinguda de Joan Carles I. El primer va ser el passeig que neix a la plaça de l’Església. L’any 1965, al mateix temps que el passeig, s’edifica el bloc de pisos de la Cyrsa (nom de la promotora) que, a partir d’aleshores, el caracteritzarà. En aquell moment Gavà tenia 20.145 habitants, 13.285 més que l’any 1950. En només 15 anys va triplicar la població. Un augment tan considerable en un període tan curt de temps havia de tenir forçosament conseqüències de tota mena, entre elles el creixement urbà.

En aquest context, el passeig es va inaugurar l’any 1966 amb un bon nombre, ja, de blocs edificats, o en construcció, a banda i banda. Com podem apreciar, encara ara, es va dissenyar en un pla elevat respecte al carrer per tal de salvar el pendent del terreny i, sobretot, per evitar els problemes que causava l’aigua de pluja que baixava per la riera de les parets, que travessa la zona, i que inundava els carrers dels voltants. Originàriament, el passeig no tenia cap accés directe pels extrems i només hi havia les entrades, a dos nivells, dels laterals que, juntament amb els grans parterres que l’envoltaven, n’accentuaven la voluntat d’aïllament del trànsit.

En aquell moment el passeig representava un disseny del tot nou a Gavà pel que fa a l’espai públic: es trobava a mig camí de la Rambla —més llarga—, i de la rambleta de la plaça de Dolors Clua —més recollida—, els dos únics referents d’aleshores. Un altre tret que el feia singular era l’orientació transversal a l’entramat urbà existent, cosa que va suposar partir el carrer de les Colomeres, un dels més llargs del poble. Tres anys després de la inauguració, el passeig Maragall, com se l’anomenava popularment, es va dotar d’un parc infantil patrocinat per la Caixa d’Estalvis Provincial de la Diputació de Barcelona, que hi havia obert una sucursal, la primera fora del centre històric de Gavà.

Benet Solina
Arxiu Municipal de Gavà