dilluns, 22 de desembre del 2014
dijous, 18 de desembre del 2014
ELS RECORDS DE MAGDALENA MOYA. NADAL DE 1951
«En
el año 1951, a mis 24 años, llegué a Cataluña junto con mi
hermana y mi sobrino. Mi prima estaba en Terrassa y nos contaba que
aquí se ganaba bien la vida. En mi pueblo hubo mucha discriminación
hacia nosotros, los rojos, y no te quedaba más remedio que ir a
servir a los señoricos,
que te humillaban y te pagaban una miseria. Yo ya había pasado lo
mío: en la guerra nos fuimos del pueblo caminando hasta Málaga y de
allí hasta Almería con los bombardeos desde el aire y desde el mar.
Estuve
en una casa de acogida en Murcia y luego en un colegio de niños
refugiados. Cuando volvimos, nos habían saqueado la casa y no
teníamos nada. Mi hermana y yo nos pusimos a servir por tres duros
al mes y la comida, que era de las sobras y de lo peor. Teníamos las
manos picadas de sangre de tanto trabajar. Luego yo me fui a Granada
con un señor que era dueño de unas bodegas de aguardiente y mejoré
un poco, pero preferí venir aquí.
En el viaje pasé
mucha hambre, porque no llevábamos mucho para los tres: un conejo,
pan, agua y poco más. Cuando llegamos a la estación de Francia nos
llevaron hacia una puerta pequeña donde estaba la policía. Nos
montaron en una furgoneta junto con más gente y nos dejaron en
Montjuïc. A mi sobrino, de nueve años, lo metieron en el pabellón
de los hombres y a nosotras dos, en el de las mujeres. Aquello era
una pena: chicas en estado, viejas casi
desnudas,
descalzas, madres solteras… Se comían hasta las pieles de las
naranjas. Enfrente estaba la cárcel abarrotada y en el piso de
arriba de nuestro pabellón, con un olor realmente desagradable, los
enfermos llorando y gritando día y noche.
Parece ser que a la
gente que encontraban por la calle y que no tenía trabajo o vivienda
la llevaban a Montjuïc. También a los que venían en tren en esas
condiciones los tenían allí unos días y los devolvían a su pueblo
en tren. Por eso, cuando la gente lo sabía, se bajaba en Sitges o
Tarragona y se venía de allí andando. En aquel pabellón dormíamos
en colchones de paja, que pinchaban, en una nave muy grande. Los
jueves nos dejaban salir al patio y yo lo recuerdo con unas paredes
muy altas. Los soldados nos daban muy poca comida y pasamos mucha
hambre y mucho frío. Era por Navidad»
Magdalena Moya,
Del
llibre « Trajectes, la veu de les dones immigrants », 2008
dimecres, 17 de desembre del 2014
90 AÑOS DE HISTORIA DE LA POLICÍA MUNICIPAL DE GAVÀ
El guardia Roque Nevado. Años 60 |
Con
fecha 1 de mayo de 1924
el Ayuntamiento de Gavà nombra al primer Guardia Municipal, el sr.
Baudilio Pugès.
En
1925
se
nombra como nuevo Guardia Municipal a D. Pedro Planas, quien estuvo
hasta 1928, siendo sustituido por su hermano Ramón, que estuvo
trabajando hasta 1948.
En
1927
se crea la figura del primer vigilante nocturno (no confundir con el
sereno) recayendo en el sr. José Vila.
En
1947
comenzó a trabajar D. Roque Nevado, y ante el crecimiento que
empezaba a experimentar la población de Gavà, dos años después se
le uniría D. Salvi Valentí.
En
la década
de los años cincuenta
asistimos al rápido crecimiento urbanístico del pueblo. Ante la
necesidad de ofrecer más servicios y seguridad a la población, la
plantilla de la Guardia Municipal crece exponencialmente, nombrándose
al sr. Roque Nevado, por ser el miembro más veterano, como Cabo
Jefe. Así encontramos a los guardias urbanos Curriá, Tomás García,
Vicente Benedicto (más conocido como el chato), José Pérez,
Salvador Monclús. Entre los vigilantes nocturnos tenemos a Ramón
Giménez (quien además hacías las funciones de pregonero), Pedro
Muntané, Felix Esteve, Antonio Campmany, Juan Cabané, Evelio
Fuentes, Ambrosio Rodríguez, Antonio Piño.
En
los años
60 vemos
que ingresa en la Policía Municipal de Gavà personal procedente del
Ejército, Guardia Civil o Policía Armada, a través de la
Agrupación Temporal Militar para Servicios Civiles, que se ocupaba
de destinar al personal correspondiente en la Administración Civil
del Estado y Corporaciones Locales. Así encontramos a los señores
José Osorio, Mateo Saiz, Ángel Ceide, Agustín Barbero, José
Prado, Antonio Ansoar. También ingresa el sr. Francisco Sánchez,
Comandante del Ejército, como Cabo Jefe de la Policía Municipal.
Hasta
estos años la vigilancia de la población se realizaba a pie, y en
esta década se compran los primeros vehículos a motor. Se tiene
constancia de que, para la vigilancia nocturna, se recogía a una
pareja de la Guardia Civil y el servicio se realizaba conjuntamente
con el coche patrulla.
En
1973
el
sr. Salcedo se convierte en Sargento Jefe debido a la ampliación de
la plantilla con nuevo personal. También este mismo año la Policía
Municipal estrena nueva sede, trasladándose de los bajos del
Ayuntamiento al edificio de la Rambla que ocupa en la actualidad.
Por
Real Decreto en 1977
se
unifican la figura del vigilante nocturno y el guardia urbano en una
única Policía Municipal. Nuevos aires democráticos llegan al
Ayuntamiento y en unos pocos años se renueva y amplía la plantilla,
aunque debido a la bonanza económica muchos agentes dejarán el
Cuerpo buscando nuevos caminos en el sector privado.
La
sociedad va cambiando y aceptando nuevos roles, y en 1981
ingresa Rosario Nadales, la primera mujer policía de Gavà. A partir
de los años 80 los nuevos agentes de ingreso comienzan a realizar su
preparación en la Escuela de Policía de Barcelona, ganando la
plantilla en calidad y profesionalidad. Posteriormente, con la
creación de la Escuela de Policía de Cataluña en Mollet, todos los
agentes realizarán sus estudios profesionales allí.
También
asistimos a la diversificación de los servicios que presta esta
Policía Municipal, creándose por ejemplo la patrulla de Medio
Ambiente, encargada de la vigilancia de nuestras montañas, así como
de controlar las industrias y vertidos agrícolas. Y la figura del
Guardia de Barrio, a fin de mantener un más estrecho contacto con el
ciudadano.
Pedro Campos Roca
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