Durant el franquisme, les autoritats eclesiàstiques van exercir el control de la moral pública i privada, que incloïa una ètica sexual repressiva cap a qualsevol desviament sobre el model masculí i femení imperant. Durant aquest període l’homosexualitat era perseguida per l’anomenada Ley de Vagos y Maleantes. A Gavà, al llarg dels anys seixanta, Gil de la Pisa Antolín, doctor en Filosofia i Lletres per la Universidad Católica de la Habana, va escriure al periòdic local Brugués una sèrie d’articles de marcat caràcter homòfob com el fragment que reproduïm a continuació:
"(...) El hombre, el varón, ese ser viril que se caracteriza por la masculinidad, se está convirtiendo en objeto de museo. (La raíz etimológica del varón está emparentada con la fortaleza; esto sólo ya dice bastante y explica muchas cosas). Recuero que, cuando estudiante, nos daban como característica fundamental diferenciadora entre la anatomía masculina y la femenina, la mayor abundancia de ángulos bruscos en el hombre y el predominio de los contornos suaves y curvilíneos en la mujer. Pues bien, cada día los ángulos masculinos son menos rudos y las curvas femeninas más quebradas. (Quizá sea fruto de la indumentaria). Suele ocurrir en las razas que degeneran. Así sucedió con los romanos y hubieron de venir la naciones bárbaras -de las que nosotros somos retoños – a virilizar la raza culta.
Los hombres primitivos desahogaban su potente virilidad en una forma lógicamente primitiva con la caza y los ejercicios violentos. Los españoles de la Edad Moderna –nuestro siglo de oro- ejercitaban su virilidad en la lucha contra el peligro, en las conquista de ultramar y en la extensión mundial de las fronteras de la patria y de la religión en todos los continentes (...)"
Periòdic Brugués, 24 de febrer de 1963
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