"En el año 1943 para el día de Reyes mis padres no podían
regalarme nada, ya que no se ganaba ni para comer. Cuando mi madre fue a la
panadería de María “la Churra”, que estaba frente a los colegios
nuevos, las madres explicaban lo que
les iban a traer los Reyes a sus hijos. Cuando se fueron todas las clientas, la
María, la panadera, le preguntó a mi madre qué me traerían a mí, y mi madre le
dijo que no me podían traer nada y eso que solo pedía una caja de colores
Otelo. María le dijo a mi madre: “pues
tu hijo no se quedará sin Reyes, toma” , y le dió cincuenta pesetas.
Cuando salí del colegio al mediodía, mi madre me dió las cincuenta
pesetas y me explicó lo que había pasado. Por la tarde compré la caja de
colores, que me costó 42 pesetas. Al día siguiente, fui a devolverle a María
las 8 pesetas que me sobraron y me dijo: “¿has comprado los colores que tú
querías?”, le dije que sí y me contestó:
“estas 8 pesetas también te las regalan los Reyes”. Nunca podré
agradecerle ni olvidar lo que María hizo por mí.
Cuando estuvieron enfermos su
marido, el Lázaro, y ella, cada semana pasaba a visitarlos y hacerles un rato
de compañía. Mi agradecimiento fue hasta la muerte, y después de muertos, aún
les estoy agradecido y lo estaré hasta morir".
Testimoni de Pere Alcaraz, Gavà, 2011
Testimoni de Pere Alcaraz, Gavà, 2011